La llegada

Tocaban la puerta muy temprano, bueno eran casi las 10, pero el día anterior había estado hasta tarde en casa de Martín, y con chelas van, chelas vienen llegaron a las 4 de la mañana, así que todavía tenía sueño.

Además era domingo, me dije, me tapé la cara con la almohada, pero siguieron tocando. Y lo peor es que se escuchaba. Salí a ver quien era. Tal vez uno de los inquilinos.

Debió haber sido la mala noche, o el sol fuerte que dominaba a Chiclayo, pero tuve que cubrirme la vista para ver a la persona que tocaba la puerta.

"Podría jurar que es...", dije al verlo. Estaba más flaco, un poco mas viejo, despues de todo, 3 años, no pasan en nada.

- Que carajo, ¿acaso no conoces a los amigos?

Si, era él. Javier, el pata que se quitó a Lima de un momento a otro, y que nunca llamó, ni lo llamamos tampoco porque dejó su celular en casa de Antonio, y ni sus padres sabían donde se había largado. Estaba cansado se veía, y tenía una mochila al hombro, seguramente su ropa, pensé. Le hice pasar, luego que me abrazara efusivamente, aunque pense en una amistad anterior, ahora no sabía, aunque me empezó a doler la cabeza por la cerveza, él se dió cuenta, y me hizo recordar que yo nunca aprendí a tomar. Le pregunté que de donde venía.

De Lima, venía de Lima, en Trujillo el bus hizo una parada técnica en un grifo y el bajó a estirar las piernas, ahí entabló conversación con dos rubias, buenazas según me decía, que estaban en una camioneta. Le dijeron que iba a Chiclayo también, y lo animaron a ir con ellas. No lo pensó dos veces, aceptó. Hasta imaginó hacer un trío con las rubias. No pude evitar reírme, lo malo que a la entrada de Chiclayo, la camioneta de las rubias se malogró. Llamaron a no se quien, pero la cosa es que le dijeron que ya no lo podían llevar.

- Seguramente el marido de una ellas. - le dije

Hizo un ademán indicando que no le importaba, y me dijo que quería algo.

- ¿Qué?

- Alquilame un cuarto, por un tiempo.

Debía ser un efecto de tanta cerveza del día anterior, escuchaba a mi madre gritarme por telefono al enterarse que Javier estaba viviendo en su casa. No sabía que decir.

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