Rumbo a donde sea

Las cosas son simples. Se es o no se es. Pero Pablo no sabe aun lo que es. Esta en el colectivo. Jodido estoy, piensa. Pablo está jodio hace veinte mil año. Desde que tiene conciencia siempre ha estado jodido. Por su viejo, por los amigos, por las flacas.

Pero todo es mi idea, piensa. Si, es probable. Le ha ido bien. No le falta nada. Oye huevón, tienes donde dormir, para comer y para cagar, se dice a si mismo.

Igual le da. Pablo siempre piensa que está jodido. Esa flaca está rica piensa, mirando a una chica con pantalón jean y blusa celeste. Se asusta al darse cuenta que es su amiga. La vendedora.

Le saluda, y conversa con ella, pero no puede evitar mirarle el trasero al despedirse. Que chucha, la estoy cuidando se dice. Y se rie.

En realidad, ha salido de su casa, tomó un colectivo y dejó que lo llevará. Y se bajó en la primera esquina que le pareció adecuada. Asi es Pablo. No sabe lo que quiere.

Y ahora está regresando, y se vuelve a encontrar con su amiga. La abraza como si no la hubiera visto hace años. Ella se incomoda, pero Pablo sabe. Sabe que ella se siente atraída por él. La razón, cual será. Si yo fuera mujer, ni me miro, piensa.

Pero ahí está. Conversando de cualquier cosa. Le toma la mano. Sin pensarlo. Siguen conversando. Nota que su amiga se siente nerviosa, pero ahora es ella quien le sujeta la mano.

Pablo solo salió de su casa, sin un objetivo en mente. Quería salir de casa. Ahora lleva a su amiga en un taxi hacia su casa. Algo de tomar en mi casa, recuerda que le dijo y ella aceptó.

Mientras van en el taxi, la amiga apoya su cabeza en el hombro de Pablo. Pablo la besa sin querer. Las cosas están más jodidas ahora, pensó Pablo.

Carta a mi hija

Hola hija ¿como estás? Yo aquí, ya sabes. Sentado en la puerta de la vieja casa, desde donde corrías de niña a jugar con nuestro perro, Kujo. ¡Como corrías! En ese tiempo a veces te seguía, me animaba mucho y te seguía. Tu alegría, tu sonrisa eran enormes, hasta Kujo parecía estar feliz. Pero a veces no. A veces solo te miraba. Inquieto, vayas a caerte y golpearte.

¿Estamos lejos verdad? El trabajo es así hija, no te sientas mal. Los viejos ya no servimos de mucho, más que para hacer recordar el pasado. Sé que lo más probable es que pienses más en el futuro, que en el pasado. Eres joven, y tienes muchos años por delante. Y el futuro que tienes es inmenso. En estos momentos vas rumbo a la Luna, llevando a gente que va a vivir allí, manejando una nave espacial. Una astronauta, mi hija. Decías que ibas a ser doctora, profesora, y muchas cosas más, y al final de la menos probable de las carreras, es la que estás viviendo. Estás lejos no sólo de mí, sino del planeta. Ya sé que me quieres llevar, y no me voy a ir.

Nunca me ha gustado viajar, y mucho menos viajar fuera de la Tierra. Siempre te burlas y me dices que me gustaba la ciencia ficción hasta que se hizo realidad. Si pues. Ya no me gusta leer. Además, mi vista no me ayuda. Hay pocos libros hoy en día, todo se ve a través de la red. ¿Te acuerdas? Te enseñé a utilizar las antiguas computadoras. Ahora, yo que me preciaba de aprender a manejar equipos tecnologicos rapidamente, hoy día me enriedo con un simple diario digital.

Las cosas son simples. No quiero viajar. Todos los que quise (excepto tú) están enterrados aquí. Mis abuelos, mis padres, tu madre. Ellos ya forman parte de este planeta que muchos están abandonando. Se han convertido en la Tierra hija. Y yo quiero morir aquí. Dicen que la Tierra está muriendo. Nunca va a morir mientras haya un humano que la recuerde.

¿Te acuerdas del señor Perél? Ayer falleció. Muerte natural. Pobre. Sabes que nunca he sido una persona de caracter. Pero, he pensado que pronto me uniré a mi familia. Me hubiera gustado verte casada y con hijos, pero nada pues, tu no eres para eso. Una piloto de naves espaciales, es una labor arriesgada pienso.

Cosas de viejo, no te preocupes. Sé que te molesta recibir mensajes por e-mail, habiendo el videofono. Pero, la última vez te ví que estabas camino, lloré mucho, y me sentí mal. Me sentí mal porque te ví sola, me di cuenta cuando te afectó verme, y me dijiste que me extrañabas. Eres una tonta al dedicarte a cuidar a un viejo tonto.

Coas de viejo, no te preocupes. Cuidate. En la casa vecina, están tocando esa nueva musica estridente y sin sentido que odio. Voy a cerrar las ventanas. Respondeme este correo, ya sabes utiliza tus manos, aunque sea para escribir.

Hasta luego,

Tu papá

PD: Recuerda no postularte a ninguna misión más allá de la Luna.